Nunca es demasiado tarde para empezar a hacer ejercicio

 

Ni siquiera después de los 50. Un estudio reciente ha encontrado que los beneficios de empezar a ejercitar nuestro cuerpo después de los 50 y los 60 años son similares a los que disfrutan personas que han hecho deporte regularmente desde la adolescencia.

El estudio, publicado por la Revista Científica de la Asociación de Médicos de Estados Unidos, descubrió un descenso de riesgo de mortalidad de hasta un 35% entre aquellas personas que comenzaron a hacer ejercicio después de cumplir 40 años, en comparación con aquellos que nunca practicaron deporte. Esa reducción, según los autores, se debe a la menor incidencia de enfermedades cardiovasculares y el riesgo de padecer cáncer.

Las conclusiones coinciden con diferentes estudios que han demostrado que el ejercicio es uno de los principales factores en la reducción del riesgo de muerte a una temprana edad. La actividad física reduce también el riesgo de obesidad y diabetes, que pueden contribuir a enfermedades cardiovasculares y envejecimiento prematuro y aumentan el riesgo de muerte.  

Ahora, este nuevo estudio ha descubierto que, que independientemente de cuándo comiences a hacer ejercicio, los beneficios para tu salud serán prácticamente los mismos. Los responsables de la investigación dividieron a más de 315.000 estadounidenses de entre 50 y 71 años en tres grupos: aquellos que habían hecho ejercicio toda su vida, aquellos que no hicieron deporte en su juventud pero lo incorporaron a su estilo de vida posteriormente y aquellos que se ejercitaron de jóvenes pero abandonaron el ejercicio físico con el tiempo.

El estudio ha encontrado que quienes se mantienen activos regularmente durante toda su vida —con entre 2 y 8 horas de ejercicio semanales— pueden reducir su riesgo de mortalidad hasta un 36%. Por el contrario, aquellos que solo se ejercitaron una hora a la semana solo lo redujeron un 16%.

La sorpresa fue que para aquellos adultos que empiezan a practicar cualquier tipo de actividad física después de los 40 e incluso los 50 años, tienen un riesgo de mortalidad hasta un 35% inferior que quienes nunca hicieron ejercicio. Los niveles son similares a los de las personas que se ejercitaron regularmente desde la adolescencia hasta superar los 60 años.

Si necesitan otra razón para hacer un hueco en la agenda y empezar a hacer ejercicio, hay más. El estudio también descubrió que el riesgo de mortalidad se mantiene igual de reducido incluso cuando se tiene en cuenta si las personas que incorporaron el deporte más tarde, habían fumado o consumido altos niveles de alcohol en su juventud o su dieta, así otros factores que podrían influir en su riesgo de mortalidad.

La única mala noticia del estudio ya la sospechábamos: la actividad física se debe mantener —siempre dentro de las capacidades de cada persona— si no queremos perder sus beneficios. ¿Te animas?